El ceremonial ¿De qué trata?
A continuación les presento El ceremonial | H.P Lovecraft | RESEÑA | Club Diógenes Valdemar
Es necesario mencionar que a pesar del tiempo ausente, he mantenido el hábito de la lectura de manera constante, con altas y bajas pero sin duda, me he acercado a autores que anteriormente jamás había leído, además de adquirir ejemplares tan atractivos como lo es el que contiene el relato ahora reseñado.
En mayo estuve constantemente al pendiente del lanzamiento de uno de los ejemplares más atractivos (para mí) del año, «El ceremonial, analogía de relatos de folk horror» de parte de la ya conocida editorial Valdemar, en la colección de Club Diógenes.
Afortunadamente y gracias a mi constancia pude adquirirlo. En seguida pude darme cuenta que el nombre del ejemplar coincidía con el primer titulo contenido: «El ceremonial», de parte del gran maestro indiscutible del horror, Howard Phillips Lovecraft.
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Estás leyendo: «El ceremonial» una reseña de un legendario relato de H.P Lovecraft»
Al ser un relato realmente corto, no me causó dificultad alguna concluirlo, esto hablando en cuestión tiempo, pues con poco menos de 20 páginas, considero que es un perfecto inicio por parte de una antología que tiene como propósito el introducir a nuevos lectores a este mundo. A lectores ansiosos de conocer un tipo de horror poco «tratado» y aunque popular en el nicho, su denominación no es del todo conocida, lo que es un gran obstáculo para quién desea clasificarlo para posteriormente empaparse de él.
Pero ¿de qué trata «El ceremonial»?
Esta es una historia ambientada en un viejo sitio, algo realmente común en el ya mencionado «folk horror», y más aún, al el popular estilo de Lovecraft. Una vieja localidad, un pueblo varado en el tiempo, por supuesto, sus habitantes no se quedan atrás, pues aunque no conocemos a detalle cuántas ni que tipo de personas habitan este lugar, si podemos intuir que son personas aisladas del mundo.
El protagonista de esta historia es quien nos narra lo sucedido, caminando silenciosamente a través de las viejas calles del pueblo Kingsport, nos introduce al contexto y al motivo de su visita.
Su visita, aparentemente en el mes de diciembre, es gracias a la invitación de sus parientes, quiénes por generaciones, ha realizado esta curiosa y extraña actividad, una celebración ancestral.
Este joven llega, después de experimentar múltiples terrores en su camino, a una vieja casa. Recibido por un extraño hombre mayor, es invitado a pasar, no sin darse cuenta de un detalle aterrador, este viejo posee facciones inexpresivas, una piel realmente extraña, y pareciera como si su vista estuviese perdida, sin un objetivo aparente.
Posteriormente, se descubre que esta es una máscara, lo que empeora la situación de nuestro protagonista.
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Una vez dentro de esta extraña casa, se da cuenta de los curiosos habitantes de la misma, por lo que temeroso, comienza a leer los antiguos ejemplares dispuestos para los invitados, entre ellos, el terrible «Necronomicón».
Posteriormente, comienza una especie de caminata hacia las más profundas zonas del pueblo, una tenebrosa procesión a la que extrañas personas se unen mientras esta pasa por las oscuras y frías calles, dirigiéndose todos, a una macabra iglesia, en concreto, a una misteriosa gruta oculta en ella.
En este momento es donde comienza la tortura psicológica para el protagonista, pues a pesar de que durante todo el trayecto estuvo en un estado de alerta, nada superó el horror de ese momento.
El culto, envuelto en una atmósfera ominosa, comenzó a entonar melodías extrañas con sus flautas, sonidos agudos y retorcidos que parecían desgarrar el aire. Aquella música, hipnótica y malsana, se entrelazó con el perturbador descubrimiento del protagonista: aquellas figuras que había tomado por sombras informes, hombres enmascarados, en realidad, sus caretas ocultaban rostros visiblemente putrefactos, corrompidos por una decadencia que helaba la sangre.
Visiblemente horrorizado, notó la visita de seres perturbadores, con alas, sin una descripción que aclare sus características, lo que nota en seguida, es que estos seres alados son montados por miembros de aquel terrible culto.
El protagonista, visiblemente afectado, huye de inmediato de aquella perturbadora escena, cayendo en un rio subterráneo, del cual es rescatado al amanecer, pero en un lugar mucho más alejado de la noche anterior.
El protagonista termina su historia con un ejemplar del terrible «Necronomicón» en su poder, pues sabe que su experiencia tiene algo que ver con los textos del maldito ejemplar.
Opinión de «El ceremonial» relato de H.P Lovecraft
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Al momento de que leí este relato, pude darme cuenta de cómo es que poco a poco, Lovecraft fue introduciéndonos a lo que posteriormente se llamarían «Los mitos de Cthulhu», es imposible cansarse de este tipo de historias en donde existe un lejano lugar, de extrañas personas con conductas cuestionables, pues esto es a mi parecer, algo más aterrador que la típica historia de fantasmas en un viejo lugar.
Desde un principio, la descripción, (aunque no tan detallada) del viejo pueblo, nos hace sumergirnos en el misterioso mundo Lovecraftiano y padecer junto al protagonista, los horrores experimentados al caminar por las viejas calles y al convivir con estos misteriosos pobladores.
Si bien, la lectura no conlleva un esfuerzo tan grande como si lo harían relatos como «El color que cayó del cielo», «El horror de Dunwich», o «El que susurra en la oscuridad», considero que este relato podría clasificarse como uno de los más importantes para cualquier conocedor de Lovecraft y para aquellos que están adentrándose a su literatura, pues junto con «Dagón» considero que la lectura de esta obra podrá darle al lector una «probada» de lo que significa leer al maestro del horror cósmico.
No resulta agotadora su lectura, tampoco es una lectura insignificante, es un balance perfecto, va directo al grano, sin rodeos y realmente te deja con las ganas de seguir leyendo más del mundo Lovecraftiano, algo realmente bueno, pues si nos sumergimos en este mundo de horror, serán garantizadas las noches de pesadilla, imaginándonos en un culto secreto como en «El ceremonial».
